Se denomina nativos digitales a los
chicos y los jóvenes nacidos a partir de los años 80 quienes vivieron buena parte
de sus vidas rodeados de computadoras y otras tecnologías digitales capaces de
contribuir a desarrollar su capacidad de
pensar y procesar la información de una manera diferente a como lo hacían sus
padres y abuelos. Si bien es razonable
que los adultos mayores sigan siendo el grupo demográfico que ingresa más tardíamente en la utilización de las nuevas tecnologías, las cifras indican una tendencia adulta
creciente en materia de consumo de Internet fija y móvil.
La época en la cual los adultos mayores a duras penas sabían contestar una llamada en los celulares es cosa
del pasado. Cada vez más, septuagenarios y octogenarios enfrentan la tarea de
aprovechar las posibilidades de la tecnología. Un camino que sus hijos y nietos
les ayudan a transitar y en el cual sus conocimientos y experiencia de vida pueden
ser escuchadas. Otros, más nostálgicos, extrañan el álbum de fotos, la máquina de escribir, la carta con
estampillas, la radio portátil, el teléfono clásico, etc. La edad no se puede
retrotraer, no obstante la tendencia de los adultos a mantenerse en el contexto
de las tecnologías de vanguardia los acerca a las nuevas generaciones y a un
activo protagonismo social en las redes. Es en esta etapa de la vida en la cual
los amigos se empiezan a contar con los dedos de una mano, los hijos se van de la casa, las enfermedades comienzan a hacer las suyas y las redes sociales físicas
tienden a debilitarse con los kilómetros de distancia. En el contexto señalado
la red le permite el intercambio de conocimientos, técnicas y métodos; le estimula
el cerebro, la creatividad y la memoria,
le permite encontrar pares con ideas afines, lo distrae y relaja, le permite ayudar a personas
en otras partes del mundo, dar a conocer su obra, su talento y finalmente es
una manera de no estar aislado al conectarse con la sociedad actual, con personas
de otras edades, otros gustos y otras perspectivas. La red virtual abre la
posibilidad a los adultos mayores de poder llegar tan lejos como lo deseen y de
esa forma ser reconocidos como una parte
importante y necesaria de la comunidad en la que viven. Todo conduce a una nueva clasificación: adultos mayores analógicos o adultos mayores digitales, “to
be, or not to be, that is the question”.